Como te encandilan los cuentos de hadas, la eterna desfloración de la virgen que llevas dentro.
jueves, 22 de diciembre de 2011
Como te encandilan los cuentos de hadas, la eterna desfloración de la virgen que llevas dentro.
sábado, 19 de noviembre de 2011
Editorial
Yo le abrí el sobre de azúcar
Uno de futbol
Todos canta que te canta
cantaba hasta la Marta
Cuando por esa pata mal puesta
por el defensor torpe
perdimos la gloria y la medalla
no hubo forma de remolque.
De inmediato a saltar la muralla
y entre golpe y golpe
pensando en el tiro libre de ese torpe
Alejamos el tormento.
El ascenso fue por el ascenso,
ante el juez, fue el argumento.
En el calabozo y con una taza
contra las rejas la hinchada
cantaba todo pasa, todo pasa.
Foto:Olmo Calvo
En esa noche
En la noche, pensábamos no encontrarnos,
sentimos que las palabras no llenan
que se nos escapan de las manos
dudamos, pero continuamos bailando
Dudaste, pero te reíste igual.
Yo jugué mis pocas cartas
y vos no las escuchaste.
Dudaste, pero te reíste igual
Luego, estábamos ahí, sin música ni compás,
en medio de la nada, en medio de los dos
detrás una pared, de bajo una banqueta
a dentro el silencio que completas.
Foto: diapositivasme ntales
martes, 1 de noviembre de 2011
martes, 25 de octubre de 2011
Madre Noche - Kurt Vonnegut, Jr.-
–Nada de esto me concierne, en realidad.
Sus buenos modales habían vuelto.
–¿Por qué no? –se interesó el federal.
–Porque soy pintor. Eso es lo que soy por encima de todo.
–Entonces, asegúrese de llevar sus pinturas a la cárcel.(...)
domingo, 9 de octubre de 2011
"Todo lo que no se escribe, se desvanece en el aire..."
Ya salio el numero 2, de la revista hecha por la gente de Trolebus Cultural:

http://todoloquenoseescribe.blogspot.com/2011/10/numero-2.html
Tu cara en ceros

Mi abuela me enseño que cuando me aburra mire el pronostico del clima. Nublado parcial, aunque nunca lo entendí, la presión 970.8 hPa. Era tal vez para decirme que hay un mundo ahí afuera, vientos soplando desde el sur 5 km/h. La cara de la chica del clima, siempre resignada, sonriendo, hubiese tormenta o nevase, segura de las noticias que daba, las suyas eran las mas precisas, e infranqueables. Humedad 67%, el corazón late, los médicos en el hospital siguen de paro, varios equipos en varios deportes perdieron, otros empataron y se sintieron mal, algunos vieron que mañana se pronosticaba "Despejado, máxima de 28° U.V 0.0" y la cara de los ceros los hizo reír.
jueves, 15 de septiembre de 2011
Macedonio Fernández
Mi poemática del Pensar intentará la transcripción de lo que pasa en la conciencia en los momentos en que acepta emocionalmente un mundo doloroso del darse real; pero la poesía está en cada uno de estos actos de consentimiento. Artista es el que transmite de algún modo esos momentos concienciales, describe, historia un momento de aceptación de la contingencia no antes querida por el alma.
miércoles, 14 de septiembre de 2011
El Perseguidor - Julio Cortázar
(...) Soy un crítico de jazz lo bastante sensible como para comprender mis limitaciones, y me doy cuenta de que lo que estoy pensando está por debajo del plano donde el pobre Johnny trata de avanzar con sus frases truncadas, sus suspiros, sus súbitas rabias y sus llantos. A él le importa un bledo que yo lo crea genial, y nunca se ha envanecido de que su música esté mucho más allá de la que tocan sus compañeros. Pienso melancólicamente que él está al principio de su saxo mientras yo vivo obligado a conformarme con el final. Él es la boca y yo la oreja, por no decir que él es la boca y yo... Todo crítico, ay, es el triste final de algo que empezó como sabor, como delicia de morder y mascar. Y la boca se mueve otra vez, golosamente la gran lengua de Johnny recoge un chorrito de saliva de los labios. Las manos hacen un dibujo en el aire.(...)
sábado, 30 de julio de 2011
Dame un beso (siempre la misma versión )
Cansado de la violencia,
del cansancio insatisfecho
De los ayunos nocturnos, del huir de mis oídos,
de los deberes chatos y placeres rápidos.
De las frustraciones inéditas esta noche.
De la falta de lágrimas en las salas del hospital.
De los llantos sordos de mi colchón.
No, no me canso del vivir, pero si de la espera,
si de las mismas canciones, si de la evasión
y de la falta,
sobre todo de la falta.
viernes, 29 de julio de 2011
La mujer y el freezer - Juan Sasturain-
No es fácil enamorar a una mujer que tiene freezer.
Uno llega con palabras frescas y ella tiene
–congeladas en el freezer–
las que le dijimos una hora o
dos años atrás. Descongela y dice:
“Comamos primero lo de ayer,
hagamos una cena fría con
estas sobras de abandono,
estos restos de despedida con que
me dejaste plantada”.
No es fácil convencer a una mujer que tiene freezer.
Uno llega con un abrazo inédito,
las yemas de los dedos renovadas,
huellas flamantes para nuevas
sensaciones, y ella tiene
–en un helado estante del freezer–
las marcas de nuestras últimas manos
puestas sobre su sensible corazón,
los guantes con que abofeteamos su
esperanza, el dibujo de
nuestro viejo codo acodado a la mesa
donde le dijimos que
no daba para más.
No es fácil amar a una mujer que tiene freezer.
Uno va en busca de sus hermosas tetas
y ya no están, tibias, ahí donde solían,
sino en el freezer y
hay que aceptarlo. Todo tiene
un tiempo de deshielo,
un tiempo de cocción. Las estaciones
duran minutos; los años,
meses que se disuelven en segundos
para la mujer que tiene freezer.
No es fácil ser el amor de una mujer que tiene freezer.
Hay que esperar. Encontrar una
percha helada y cómoda
donde quedar colgado y
ponerse ahí. Hasta que una noche
ella sienta un vacío
en la boca del estómago, en
el costado de su cama,
y vaya entregada al freezer.
Conviene estar en la primera fila.
Para esas sensaciones bruscas
se preparó el famoso Disney –dicen–,
pero uno siempre espera que le
vaya mejor que al pobre Walt,
vivo de olvido, muerto de frío:
“No se puede matar a la mamá de Bambi,
hacer sufrir a Dumbo y
esperar que todo termine bien
y sin explicaciones”, dice la mujer
que va del freezer al cine y por la vida.
No es fácil olvidar a esa mujer que tiene freezer.
Se nos ha congelado en la memoria
y sólo queda aguantar el remoto,
ruidoso deshielo. Habrá que estar en el
momento justo en que se parte el
Perito Moreno de su
corazón, aprovechar la grieta
para colarse mientras
los japoneses registran
que por fin,
que valió la Pena.
jueves, 28 de julio de 2011
Nocturno - Oliverio Girondo-

Frescor de los vidrios al apoyar la frente en la ventana.
Luces trasnochadas que al apagarse nos dejan todavía más
solos. Telaraña que los alambres tejen sobre las azoteas. Trote
hueco de los jamelgos que pasan y nos emocionan sin razón.
¿A qué nos hace recordar el aullido de los gatos en celo, y cuál será la intención de los papeles que se arrastran en los patios vacíos?
Hora en que los muebles viejos aprovechan para sacarse las mentiras, y en que las cañerías tienen gritos estrangulados, como si se asfixiaran dentro de las paredes.
A veces se piensa, al dar vuelta la llave de la electricidad, en el espanto que sentirán las sombras, y quisiéramos avisarles para que tuvieran tiempo de acurrucarse en los rincones. Y a veces las cruces de los postes telefónicos, sobre las azoteas, tiene algo de siniestro y uno quisiera rozarse a las paredes, como un gato o como un ladrón.
Noches en las que desearíamos que nos pasaran la mano por el lomo, y en las que súbitamente se comprende que no hay ternura comparable a la de acariciar algo que duerme.
De: "Veinte poemas para ser leídos en un tranvía"
viernes, 15 de julio de 2011
Entrevista a Roberto Bolaño
¿Crees en la inspiración o en la constancia?
En la constancia. Pero cuando llega la inspiración te das cuenta de que la constancia es una verdadera mierda. Lo que hay que hacer es provocar la inspiración, y para hacerlo hay que ser constante.
Publicado en la Revista Qué Leer, Barcelona, septiembre de 1999
sábado, 9 de julio de 2011
Donde fuiste feliz alguna vez... (Félix Grande)
Donde fuiste feliz alguna vez
no debieras volver jamás: el tiempo
habrá hecho sus destrozos, levantando
su muro fronterizo
contra el que la ilusión chocará estupefacta.
El tiempo habrá labrado,
paciente, tu fracaso
mientras faltabas, mientras ibas
ingenuamente por el mundo
conservando como recuerdo
lo que era destrucción subterránea, ruina.
Para seguir leyendo: http://amediavoz.com/grande.htm#DONDE%20FUISTE%20FELIZ...
sábado, 25 de junio de 2011
A media luz -1925- Carlos César Lenzi

- Corrientes tres cuatro ocho,
- segundo piso, ascensor;
- no hay porteros ni vecinos
- adentro, cocktel y amor.
- Pisito que puso Maple,
- piano, estera y velador...
- un telefon que contesta,
- una fonola que llora
- viejos tangos de mi flor,
- y un gato de porcelana
- pa que no maulle al amor.
- Y todo a media luz,
- que es un brujo el amor,
- a media luz los besos,
- a media luz los dos...
- Y todo a media luz,
- crepúsculo interior,
- que suave terciopelo
- la media luz de amor.
- Juncal doce veinticuatro,
- telefonea sin temor;
- de tarde, te con masitas,
- de noche, tango y amor;
- los domingos, te danzante,
- los lunes, desolación.
- Hay de todo en la casita:
- almohadones y divanes
- como en botica... coco,
- alfombras que no hacen ruido
- y mesa puesta al amor...
Musica: Edgardo Donatto
martes, 21 de junio de 2011
domingo, 29 de mayo de 2011
lunes, 23 de mayo de 2011
Dick, Philip. K. (La fe de nuestros padres)
(...)curaba todo, desde llegar tarde al trabajo, hasta enamorarse de mujeres con pasado político
dudoso. Interesante. Pero típico de los prospectos... (...)
viernes, 20 de mayo de 2011
De vuelta
Un muy buen escrito:
http://hermanocerdo.anarchyweb.org/index.php/2011/02/skin/
Esto de volver al blog solo puede significar una cosa
lunes, 18 de abril de 2011
Fin y principios - Francisco Urondo-
Estoy en los ruidos de la tristeza,
en las tablas de la perdición,
en el aire de este tiempo maldito, infortunado;
llovizna criminal y sucia.
En aventuras, en la queja
del muerto y el terror de los vivos y el soplo
de los convalecientes.
Estoy en el clamor encontrado, fuera
de la felicidad y el fascismo y el olvido sin escuchar
la clausura y la ausencia,
sin tolerar la conmiseración, o desconocer
la alegría o la bondad o el dolor del caído.
Sin sentir resignaciones, sufriendo con rabia
la esperanza, viviendo a mi manera.
Del otro lado (1960- 1965)
No para vos
Cantándole a la noche
tradiciones orales,
traiciones reales.
No me recorras mas
no
mas.
Teme a las estrellas
si quieres,
mi escudo
y mi espada no se prestan.
A tu soledad
me le arrepiento,
a los laureles sobre
libros viejos escritos
les temo.
Por eso hoy me voy
no llores mi muerte
que solo es
para ti.
lunes, 11 de abril de 2011
lunes, 28 de marzo de 2011
Alas de matemática

Las horas pasan y no me alcanzan,
quisiera seguir escribiéndote.
Quisiera volar hasta tu casa, y verte,
olerte, sonreír y volverte a mirar.
Y al abrazarte estallar en plumas frescas,
en tempestades calmas.
Pablo Ramos
“Yo creo profundamente en la ficción. Reorganizar la realidad y agregarle las mentiras necesarias.
Para lograr que el lector sienta lo que vos sentiste (que es el objetivo: la comunicación plena), tenés que mentir. Porque vos no viviste un hecho real, registraste la vivencia de un hecho real, que es absolutamente distinto.”
Pablo Ramos, Revista Debate 2007
Woody Allen

Me despertaron en mitad de la noche y nadie me dijo lo que se suponia que debia hacer
*En la pelicula "Sombra y niebla".
Como en las noches
¿Como será en las noches?
Cuando te busque,
¡Cuanto te busque en mis pensamientos,
mientras te esperaba!
No cierres, no calles.
El viento nos levanta o nos aplasta
pero todo depende de que tan alto veamos el cielo.
No me sigas, piérdeme mejor
entre calles oscuras, entre cejas claras de rubor.
Búscame.
domingo, 6 de marzo de 2011
La estúpida alegría amada - Sergey Esenin-
con ventanas blancas al jardín!
Por el estanque, como un bello cisne
nada el silencioso ocaso.
¡Hola, tranquilidad dorada
con la sombra del abedul en el agua!
En el tejado una bandada de chovas
celebra misa a una estrella.
En alguna parte, detrás del jardín,
allí donde florece el sauco,
la dulce joven de blanco
canta una melodía suave.
El frío nocturno, como una sotana azul,
se extiende desde el campo…
¡El fresco rubor de las mejillas,
la estúpida alegría amada!
viernes, 4 de marzo de 2011
miércoles, 2 de marzo de 2011
martes, 1 de marzo de 2011
INFORME SOBRE EL PAYADOR, JULIÁN MAIDANA. -. Alejandro Dolina.-.
Buenos Aires, 1 de julio de 1984
Señor director de la revista Tradiciones históricas,
DR. MARIO P. LOZANO
Todos hemos oído decir que el inolvidable payador Julián Maidana nació en Teodelina, provincia de Santa Fe. Lo garantizaba la más célebre de sus composiciones, una quintilla que solía entonar a manera de saludo.
Es paisaje en la neblina
el canto que dejaré:
soy una voz argentina
he nacido en Teodelina,
provincia de Santa Fe.
Sin embargo, le aseguro que el historiador aficionado no tarda en llevarse por delante opiniones diferentes. Algunos juran que Maidana nació en Hurlingham, un pueblo cuya rima imposible lo indujo a falsificar su origen. No falta el que sostiene que el verdadero apellido no era Maidana, sino el itálico y prosaico Bolognini.
Unos talabarteros de San Pedro que organizaban domas de potros y carreras de sortija me han dicho que el payador nació en ese pueblo y que se llamaba Nardelli. En cambio, unos periodistas rosarinos se pronunciaron, durante un asado, por Arroyo Seco y el apelativo Bejerman.
Ni siquiera es fácil encontrar coincidencias en la descripción de sus virtudes artísticas. El musicólogo Ángel Belahunde, en su obra Repentinos de mi provincia Buenos Aires 1920 ha escrito: "Julián Maidana es el más rápido de los payadores que he conocido. Sus décimas presentan desprolijidades pero son despachadas a través de una milonga firme, sin calderones ni ritornellos. Por momentos, parece que no pensara".
Como bien sabrá el señor director, la velocidad de Maidana ha sido siempre un tópico en las conversaciones entre payadores y aficionados. Pero existen testimonios en disidencia. El día de La Plata, comentando una presentación del año 1919, es terminante: "Julián Maidana estuvo muy bien en las canciones preparadas. A la hora de improvisar, sus versos, acaso interesantes, se vieron menoscabados por la exasperante lentitud del payador".
En 1954, el poeta Mario Alderete, que lo había conocido en su juventud, declaró a la revista Mundo argentino que Maidana era veloz porque era fraudulento. Explicó que el hombre manejaba una colección de diez o quince décimas con las cuales contestaba cualquier pregunta, sin que le preocupara mayormente la pertinencia de los versos que cantaba.
Como modesta contribución, he tenido la prolijidad de recopilar centenares de versiones taquigráficas que se tomaban en aquel entonces en los desafíos de contrapunto. Especialmente útiles han sido los cuadernos del taquígrafo de apellido Dubois, que siguió a Maidana a lo largo de veinte años. En sus registros pueden hallarse —tal como opinaba Alderete— algunas décimas que se repiten y contestan preguntas muy diferentes.
La siguiente, con pequeñísimas variantes, ha sido anotada por Dubois en noventa y siete ocasiones. Sucesivamente ha servido para responder enigmas tales como: ¿qué es el silencio?, ¿qué es la nada?, ¿quién apaga las estrellas?, ¿dónde se guardan los vientos?, ¿a qué hora pasa el Cuyano por Justo Daract?, ¿por qué no se da la uva en Tres Arroyos?
Compañero payador
su espíritu indagatorio
ante este vasto auditorio
ha mostrado su esplendor.
Pero este humilde cantor
responde, en sentido inverso
que los vientos* y los versos,
la nieve, el fuego, el rosal
siguen de un modo fatal
órdenes del universo.
Pero la taquigrafía, señor director, también muestra algunas veces versos cuyo carácter súbito resulta indiscutible. Algunos de ellos cumplen estrictamente las reglas métricas de la décima pero carecen de todo sentido.
En la tiniebla silente
donde relincha el hornero
hay una voz, compañero
que me grita: ¡viene gente!
La pava gime, caliente,
toca el cura su campana,
en la laguna las ranas
construyen su alegre nido,
hasta que se oye un chistido
¿Sabe quién era?: su hermana.
Enfatizo ante el señor director el carácter contradictorio de algunas afirmaciones sobre el arte de Maidana. El Faro de Azul lo ha presentado como un guitarrista habilidoso pero de voz pequeña. El diario de San Luis se atrevió a decir que era más cantor que guitarrista; el maestro Abel Zielinsky, que lo había escuchado en San Rafael, lo recordaba como un tenor de garganta; la Crónica de Banderaló lo describió como un barítono demasiado grave para el género. ¿A qué testimonios debemos atenernos? ¿Cómo cantaba Maidana? ¿Era lento o era rápido? ¿Era agudo o era profundo?
El señor director podrá decir que los juicios artísticos están teñidos de capricho y que varían considerablemente de una persona a otra. Muy bien. Pero, ¿qué me dice del aspecto físico? A pesar de la carencia de fotografías, siempre se ha creído que los versos de Maidana permitían conjeturar su apariencia.
Soy un paisano morocho,
de mirada arisca y dura,
¿ quiere saber mi estatura ?
Un metro sesenta y ocho.
Aunque salud no derrocho,
ando bien alimentao,
me estoy quedando pelao
y en señas particulares
anóteme dos lunares
y mi poncho colorao.
La descripción parece definitiva. Sin embargo, en la peña El rodeo de El Palomar se conserva registrado un contrapunto entre Maidana y un repentino de apellido Cabrera. Cerca del final, Cabrera describe a su antagonista.
Le dejo mi admiración,
por su valor y su arrojo,
arde en su cabello rojo
un fuego de inspiración...
Como si estas contradicciones no fueran suficientes, hace algún tiempo se presentó en mi estudio un tal Roberto Lamotta, que dijo ser sobrino nieto de Maidana. Me mostró unos modestos recortes y —por fin— una foto del payador. Era una imagen tan borrosa y había tanta gente amontonada que la mancha señalada como Maidana podía pasar por cualquiera.
Lamotta me dijo que los numerosos amores clandestinos de Maidana eran una leyenda en la familia y que probablemente hubieran dejado algún rastro en los pueblos visitados por el cantor.
Examinando los papeles de Dubois pude reconstruir un itinerario y hasta algunas fechas de 1923: Chivilcoy, Bragado, Pehuajó, 9 de Julio, Trenque Lauquen. Revisé los archivos de los diarios, hablé con historiadores, pregunté en los museos y busqué en los registros de los hoteles. Un día, recibí una comunicación del comisario de Carlos Casares quien, recordando mis investigaciones, dijo conocer a una anciana, la señora Rosa Fittipaldi que —según ella misma contaba— había tenido amores con Julián Maidana. Gracias a los datos del comisario me puse en contacto epistolar con esta dama y ella, con elegante prosa, me hizo algunas confidencias. Aprecie el señor director estas cinco líneas:
Conocí a Maidana en 1924. Yo entonces era linda. La verdad es que todavía no me acostumbro a ser una vieja. Perder la belleza y la atracción es como perder el nombre, es como dejar de ser una. Desde 1940 vivo algo así como un destino ajeno, en un cuerpo al que he venido a dar misteriosamente, después de vaya a saber qué catástrofes.
Doña Rosa me contó que estuvo dos noches con Maidana. La primera, en los galpones de la estación y la segunda en un hotel de 9 de Julio. Describió al payador como un hombre de unos cuarenta años, robusto, moreno y sorprendentemente parco. También me anotó unos dodecasílabos en forma de huella que, según dijo, tenía en su casa, escritos de puño y letra por el mismo Maidana.
A la huella, mi china, cuando me vaya
será inútil que digas lo que ahora callas.
A la huella, a la huella, cuando me quede
será inútil que digas que no se puede.
A la huella, a la huella, cuando regrese
has de decir al verme, ¿quién será ése?
Hay una sola huella: la del olvido.
Es inútil que sepas que te he querido.
Casualmente, reconocí esos versos por haberlos visto muchas veces en los papeles de Dubois. Pero mi sorpresa fue aún mayor cuando, a las pocas semanas, recibí carta de una señora de O'Brien que —conociendo mi interés— no vaciló en confesar uos entreveros con Maidana ocurridos en 1926. Voy calculando el asombro del señor director cuando sepa que esta mujer me describió al payador como más bien rubio y jovencito.
Para no ser redundante bastará con decir que junté hasta once novias del cantor. Ocho de ellas lo pintaban de tres maneras diferentes. Pude apreciar también una relación entre la geografía, el tiempo y las fisonomías. Al norte del ferrocarril Pacífico, Maidana era joven y pelirrojo. En la línea del Oeste, moreno y robusto. Al sur, y después de 1926, se convertía, redondamente, en un pelado de bigotes.
Sin ánimo de presumir, le informo que ordené la taquigrafía de los versos según los pueblos y los años. Y ahí también descubrí que ciertas coplas se repetían únicamente en algunas regiones.
La célebre décima "Soy hijo de Martín Fierro", con la que tropecé veinticuatro veces, nunca había sido cantada al norte del Río Salado. La que comienza con el verso "Si pública es la mujer" no aparece jamás después de 1920 y la quintilla "No me agacho por dos pesos" sólo aparece en los pueblos del ferrocarril Sur.
La muerte de Maidana siempre fue un misterio para los aficionados. Después de 1940, su rastro se fue perdiendo. La última noticia cierta que se tiene de él proviene de la ciudad de Mercedes, en la República Oriental, donde al parecer actuó en 1942. Jamás fue visto de nuevo y jamás nadie informó acerca de su muerte. ¿Acaso vive Maidana? La semana pasada, señor director, recibí el último y definitivo testimonio acerca de estos asuntos que hoy pongo a su consideración. Al llegar a mi estudio, me encontré con un anciano que me esperaba desde hacía horas. Vestía solemnemente de negro y llevaba un prolijo estuche de guitarra. Imagíneselo bien, señor director, era como un funebrero. Me puso la mano en el hombro y me dijo:
—Así que usted está interesado en Julián Maidana... Si es inteligente, ya se habrá dado cuenta de todo.
Entonces le dije lo que le estoy diciendo a usted ahora: que había más de un Maidana, que había usurpadores que se hacían pasar por él o que existía una sociedad de al menos tres payadores que se repartían el trabajo. El hombre sacó dos recortes cuya fotocopia adjunto al señor director. Como usted podrá apreciar, se trata de la reseña de dos actuaciones de Julián Maidana en la noche del 21 de junio de 1923. Una, en James Craig, provincia de Córdoba. La otra en González Chávez, provincia de Buenos Aires. Después, casi como quien declama, recordó:
—Todo empezó por casualidad. Una noche, Maidana tenía que cantar en Tapalqué y se sintió enfermo. A último momento, se le ocurrió mandar en su lugar a otro payador amigo. No está claro si se trataba del pardo Cingolani o de Anselmo Rufette. Nadie se dio cuenta de nada. Después, cuando creció su fama, Julián tomó la costumbre de arreglar presentaciones en todas partes, aunque no pudiera ir, y mandaba a cualquiera. En aquel entonces era fácil hacerlo, había pocas fotos y ninguna televisión. Como Homero, Maidana fue muchos cantores. Un hombre plural. Casi todos sus amigos payadores fueron Maidana alguna vez. Pero sucedió algo inesperado. Como usted sabrá, Maidana era un seudónimo. En realidad, nadie se llamaba así. Muy pronto, algunos de los artistas que tomaban ese nombre le disputaron al Maidana original el honor de haber creado aquel personaje. Y lo hicieron con tanto éxito que hoy ya no se sabe cuál de ellos fue el primero. Esta controversia fue aprovechada por nuevos Maidanas, muchas veces insolventes, que ocuparon aquella identidad vacante.
Quise reconstruir estas palabras en estilo directo para que el señor director pudiera conjeturar mi emoción y mi sorpresa al escucharlas. Pero ahora viene lo mejor. El hombre se me acercó hasta resultar indiscreto y me gritó en la cara:
—¡Maidana no ha muerto! Más aún... Maidana no morirá. Está en nosotros hacerlo vivir. Si muchos hombres han sido Julián Maidana, muchos otros pueden seguir siéndolo. ¿Por qué interrumpir la serie? Usted y yo podemos reanudar la vida del payador inmortal.
Le pregunté torpemente si él había sido alguna vez Maidana, o si pensaba serlo ahora.
—Cualquiera es Maidana, si es un buen payador.
Desenfundó la guitarra e improvisó —o repitió— para mí esta décima:
Me llamo Julián Maidana,
soy el que usté está escuchando,
o quizá el que anda cantando
por otras tierras lejanas.
Soy madre, novia y hermana,
soy recuerdo y soy olvido,
soy el retrato querido
de alguien que no volvió más,
soy el amigo que está
y soy el que ya se ha ido.
Hago mía esta décima, señor director, y lo invito a usted y a los periodistas de su destacada publicación al recital que ofrecerá el improvisador Julián Maidana en el Teatro Marconi de Saladillo, el 14 de julio a las 21 horas.
Saludo al señor director con mi mayor consideración.
Lauro Fedelli
REPRESENTANTE DE ARTISTAS
Fuente
domingo, 20 de febrero de 2011
lunes, 24 de enero de 2011

domingo, 23 de enero de 2011
''No soy perfecto ni te busco perfecto, pero si se diera
que quizá, tal vez, mis aristas más duras coincidieran con
tus costados más suaves y viceversa, entonces, podría ser.''
domingo, 16 de enero de 2011
Editorial Nª 2
Esta vez solo algo propio, varias preguntas y un cuento. Espero que lo disfruten y se relaman.
Mañanas

Es atardecer
y suena el despertador,
después del sueño
no hay amor,
después del amor,
solo ojos abiertos
a la desolación.
Perros
Cuando tu amargura y mi amor se peleen,
en riña, los dientes y uñas, como siempre,
se clavaran en mi espalda, en mi piel
y en ojos de tentación, sangrare.
Zaguán

El sol se ocultaba, pero todavía se reflejaba algo de luz en la derruida pintura a la cal de la vieja casa en las afueras de “Quebrada vieja”. Frente a ella, jóvenes romances, furias y traiciones se desataban.
Ellos dos la sujetaron, uno por los brazos y otro por las piernas, ella rió, luego lloro y se retorció. A dos metros su amiga, quien escuchara temores, planes y alegrías, se relamía de lo que había provocado en aquellos dos, no fue amor como lo hizo su ex-mejor amiga, pero era igual de fuerte, de dulce y poderoso.
Ella lloraba hasta que no pudieron más con ella. ¡La puta! -Grito uno- ¡Mátala a esa puta! -Dijo el otro-. Una piedra en el rostro, los sorprendió, solo la hizo sangrar y atragantarse un momento. Su ex-amiga dio el golpe final. No se resistió al verla tirada llorando sangre, y ver que ellos no se decidían. ¿Qué hacen? ¡Vamos! ¡Tirenla al diquecito! –Les ordeno-.
El comisario mismo vino de “Las Cortadas”, para corroborar los dichos en la declaración de uno de los llorosos jóvenes.
Soltaron la puerta del dique y mientras ella cubierta de barro, tranquilamente acostada en el fondo, iba apareciendo a los ojos del comisario y dos testigos, las acequias del campo de olivos comenzaron a llenarse de agua, eran finales de invierno, pero por tres días los olivares reverdecieron.










