Ya no es lo que se espera, ya no es dulce ni triste. Tampoco es un juego de ajedrez y mucho menos un rio que fluye.
Hoy las ciudades se transforman en un montón de gente corriendo sin sentido dentro de una caja, esperando que el rey decida a cual decapitar primero.
Algunos creyéndose
astutos, se visten bien tratando de camuflarse, pero no saben lo
equivocados que están, lo único que hacen es llamar mas la
atención. El nunca se vestiría
como ellos, ya sabemos que el rey ni siquiera lleva ropas.
Otros no
entienden que pasa y solo andan dando tumbos por ahí. Algunos nos
peinamos bien y sentados tomando un té esperamos tranquilos a que
esta vez la cabeza que hagan rodar sea la nuestra.


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