
Recuerda a papá que baje la tapa y que la ajuste, no como aquella tarde en que el auto se detuvo en el camino a Zaragoza, y el, sin nada mejor que hacer, decidió arreglarlo por si mismo, dejando la tapa del motor floja. Chocándose contra un camión, Tú y la Tía Florinda. Por suerte ella ya estaba muerta desde que el tío Raúl luego de la metástasis del cáncer pancreático, la abandonase y se mudase a Las Canarias con su amor de la niñez, Julia, que limpiaba por las tardes mi hogar, salvo los sábados donde abríamos todas las ventanas al fresco viento.
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