Tratando de decir un poco mas de lo que se calla

Como práctica, como un dado, pequeño, con varios lados y talvez demasiados puntos...

sábado, 20 de noviembre de 2010

Editorial Nº 1


En algún momento deje de escribir. No se bien por que. Tal vez unas vacaciones antes de las mismas. Ojalá quiera Alá que sean tan buenas como el año pasado, pero para eso faltan varios días. En este tiempo surgieron proyectos, gustos y desdichas. Creo que algo ha cambiado en la forma de escribir, como punto ciego que soy, no se bien que fue, ni que nuevo hay.

Hoy que algunas historias han vuelto, les traigo un par para que tal vez disfruten.




El concierto había llegado a calmar todo el odio que tenia, después de que todo su mundo se negase a ir con el al recital. Le había dado el equilibrio perfecto, debido a la sucesión perfecta de acordes. Lentas melodías todavía estaban en su cabeza. Con su paraguas bajo la llovizna, cerca de las 2 de la mañana, estaba volviendo a su casa, atravesando todo el viejo mercado, con menos travestís que en otros días,- la lluvia espanta a los gatos-, pensó y rió. En ese momento a esa hora, los travestís cercanos, no pudieron mas que extrañarse ante un hombre con paraguas tiendo a carcajadas cerca de ellas. Con tino sus pasos hasta llegar a una avenida en la que podría tomar un taxi. Cosa que no haría, pero lo hacia sentir un poco mas seguro. De todas formas, en un aguacero, los autos amarillos se ocultan. Así fue, en la calle solo se escuchaba el murmullo de la gente que salio como el del concierto, pero cada vez más atrás.

Pocas cuadras mas a adelante había tres jóvenes, charlando y fumando, sin paraguas. De a poco mientras se iba acercando sentía, temor, un temor inexplicable, tal vez sea por estar en una mejor posición y poder guarecerse de la lluvia. A esas alturas de la noche nadie podría auxiliarlo. Vio como ellos lo miraron, le dijeron: Disculpa te estamos ahumando- el sonrió, pero no dijo nada.

Poco después vio como se lanzaban sobre el, uno le pegaba en la cabeza y otro ya lo estaba empujando a la calle, allí quedo, tirado en el suelo, bajo la lluvia, la verdad – pensó- no esta tan mal la lluvia.





Lo más malo de lo malo, que he sido jamás, lo he sido con vos.




Pequeños anteojos




Pequeños anteojos hermosos,

tiranos labios y rojos cachetes.

Sonrojas mis canciones,

que canto sin razón

con dolor, y sin acordes.

Pequeños anteojo

Llenos de películas,

de lagrimas y sonrisas.

No me leas más libros

y contame una historia de esas,

de las tuyas.


La cama




Se levanto de la cama, vio su cuerpo tendido, blanco de pechos grandes y pezones rosas, la quiso tocar pero no podia. Ella se sintio mirada y se dio vuelta. Ahí vio su espalda ancha con pequeñas marcas de sábanas y pequeños lunares. Ella miro con mirada perdida el amanecer comenzado hace ya dos horas. Vio sus ojos distantes y entendio el porque de los labios en su cuerpo y los de ella en el suyo. Se sintió mejor, importante y se vistio. Ella recordo que a alguien mas le importaba su cuerpo y que ya era tarde, se sento y se tapo con la sabana. Todabia con temor- penso- asi que la abrazo y le dio un beso en el cuello.

Las dos se despidieron con un beso, antes de salir del ascensor. Las dos se miraron cuando se ivan, las dos se sintieron mal al caminar.

domingo, 7 de noviembre de 2010

Poema romántico - Mario Trejo




La palabra lobo no muerde.
El que muerde es el lobo.
La palabra no muerde.
El que muerde es el poeta.


Publicado por María Laura Garcia del Castaño



Norte




Tengo una libreta nueva, una "Norte" de 80 hojas. A ver a que tintas llamara