
Con su pelvis a la luz,
sus suaves manos
de uñas cortas casi al ras
siempre listas están,
de anillos de fácil caer
y pulseras pegadas a la piel,
recordando con todo su ser
su sexo al florecer.
Largos cabellos rubios y ojos café,
pestañas que no ocultan su raíz, su nacer
entre mariposas esquinas,
de pantalones ajustados
siempre posa
estatua viva, nunca de sal
siempre vivaz
entregar le no puedes
cuando ella viene
no solo te entretienes
es todo lo que tienes,
lagrimas en la almohada,
y billetes de somier.

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