Cuando
ya no podamos tomar el camino incorrecto,
allí nos daremos cuenta de
que de nada sirvo ser tan
precavidos, tan serios, tan estoicos.
Si,
con el tiempo, nos haremos rencorosos y el haber
sentido tanto temor,
por fin mostrara su resultado.
Habremos
perdido lo mas importante que es la
posibilidad de equivocarnos. De
equivocarnos con
todo el cuerpo, con toda el alma y llenarnos de
errores hermosos, canas y quejas de lo que hubiese
sido.
